Que hay aqui?...-libre-

La sanguijuela roía la carne del cuerpo putrefacto bajo la lápida, succionando cualquier signo de vida en él, el nutriente parecía satisfacerlo hasta que una presencia despertó sus pensamientos. El pequeño comenzó a moverse lentamente por los intestinos del cadáver hasta que brotó de este y así fue como ascendió atravesando una abertura entre la madera que contenía al cuerpo inerte y se arrastró entre la tierra para aparecer a los pies del niño que formulaba preguntas al aire.

Mecíale lentamente con la mitad del cuerpo negro brillante ante la luna tratando de escuchar la voz del interlocutor, el dios aún no se presentaba adecuadamente ante aquel que permanecía cerca.

Había ido a visitar a su querida mortal, tenia mucho tiempo desde que no visitaba su tumba, seguro se sentia sola pero... aun dolia ver las letras doraras de la hermosa lapida donde le dejaban claro que ahora solo era un hermoso espiritu que ella no podia ver por su condición de vampira.
Estaba ya cerca de la lapida de su amada, en una de las lapidas vecinas habia un niño hablandole al aire aparentemente, uso sus sentidos para tratar de descubrir si era un simple humano vagando o si era algo mas, solo descubrio que no era un simple humano pero no logro definir su raza.
- Cerca de aqui vive la mortal que una vez ame - entorno su vista al notar movimiento en la lapida donde estaba el chico.
Observo con sus ojos inmortales al joven pero aun sin entender su procedencia.
-Eres capaz de ver a los espiritus?-es lo unico que odiaba de su raza, por mas que lo habia intentado no habia logrado jamas ver un espiritu, solo podia sentir su presencia.

Observó la escena, no era una presencia, aquellos eran dos entes que intercambiaban diálogos bajo la penumbra que los cubría. La pequeña sanguijuela arrastrose por el concreto que enmarcaba la tumba de aquel ser inerte mientras escuchaba las voces danzar por el viento.

Rodó, cayendo a la tierra, donde se meció lentamente hasta enterrarse y desde allí permanecer en tranquilo reposo haciéndose de la información que aquellos pudiesen prestarle. Respirando acompasado, silente y desdeñado.

Miro al joven con algo de envidia por su poder, pero nada podia hacer para tener ese poder ya lo habia intentado hace siglos con una serie de complicados hechizos pero nada habia funcionado.
-Se que no nos conocemos, pero aun asi debo decir que envidio tu poder - paso con melancolia sus dedos sobre la fria piedra, levanto su mirada y le sonrio con melancolia - disculpa mi impulsividad.
Seguia sintiendo la presencia del Dios pero no podia verlo, ni siquiera verlo atravez de sus agudos sentidos con eso no le quedaba duda lo lejos que estaban sus poderes de los de los de esos seres divinos.
-Supongo solo nos observara... - dijo como al aire pero en realidad refiriendose al al otra precensia que alteraba sus sentidos.

A través de la tierra sentía las vibraciones de las voces y movimientos de aquellos dos. Su morfología mutaba desde el pequeño animal hasta transformarse en uno de inferior tamaño, una hormiga para ser exactos.

Con qué finalidad utilizaría un ser como él a un titán si no deseaba mostrarse por completo, más ganaba siendo pequeño, tan ínfimo ante el resto que no le mostraran importancia. Trató de ocultar su presencia y desde la tierra nació como una nueva criaturita para caminar por entre los que permanecían en plática amena.

Observaba sus cuerpos y adivinaba sus poderes, sin prestar mayor atención y siguiendo su camino hasta un árbol frente a las tumbas. Después de unos minutos de caminar, allí se entretuvo recorriendo las rugosa textura de la madera observándolos de vez en cuando.

No era bueno para las charlas, sólo en observar se encantaba, copiando los cuerpos de los demás para utilizarlos a conveniencia en el futuro. Bastante tranquilo parecía, no había por qué moverse, no había motivo.

Y las hojas del enorme árbol se mecieron, dulce la brisa que deambuló ondulante por el sendero donde las hojas secas se dejaban arrastrar mientras la diminuta hormiga se había dejado arrastrar. Sostenida como por "arte de mágia" de una de las hojas secas, surcaba el ambiente, meciendo sus diminutas antenitas frente a los demás que ni alcanzaban a divisarla.

Pronto se desprendió de la hoja y como polvo oscuro se dispersó en todas direcciones haciéndose invisible ante cualquiera. algunas de las partículas de "polvo" cayeron sobre la piel de la vampira que ni se inmutó al momento de que éstas atravesaran su piel y se mezclaran con sus sombras internas, las demás partículas pulularon con el viento o revueltas entre las demás sombras, con las nubes y la tierra de los muertos.

Seguiría así su análisis de los cuerpos y espejismos, en silencioso errar por los pasadizos ocultos.

El viento acarició aquella sombra, haciéndola dispareja y luego susurraba una suave sonrisa para convertirse en el viento silvando que arrastraba las hojas del suelo, cómo responder si no deseaba mostrarse, su voz casi nunca utilizaba, sólo cuando llevaba cuerpo, cuando suponía que era necesario. Aquel que difuso permanecía en el ambiente, tenía poder para localizarlo, ohh si, sin embargo, no iba a temblar ni a inclinarse, puesto que no deseaba aún llegar a tales extremos.

Permaneció parte de él inmerso en el cuerpo de la vampira mientras se alimentaba ínfimamente de sus vísceras, no le haría daño, sólo tomaba parte de su adn y así podría tomar su forma en un tiempo futuro.

Las partículas se reunieron al nivel del cuello de la damisela acongojada y brotaron como dos orificios en aquella parte de su delicado cuerpo, dejando milimétricas perforaciones y las partículas se reunían a las demás entre las sombras a los pies del árbol - Ya lo sé... - susurró sin mostrar nada más que la lúgubre voz silvante como moribundo en un hospital.

Llego una mano a su cabello y sonrío desganada ya que en verdad aunque el poder de ese ser que los acechaba era mayor que el suyo ella no estaba indefensa ante esos ataques, había sentido como entraba en ella, suspiro con enfado al percibir sus intenciones.
-Le sugiero señor que no haga ese tipo de cosas, si desea una muestra de mi, haga el favor de pedírmela... por que creame que a la mala no obtendra nada, no soy una simple vampira, por siglos he desarrollado habilidades en la magia y mi cuerpo no esta indefenso a sus intentos de profanarlo.
Cerro sus ojos y comenzó a recitar un pequeño hechizo en una lengua ya olvidada por los mortales, de su cuerpo comenzaron a brotar lo que para los mortales seria sudor pero en este caso eran las partículas que quedaban dentro de ella de ese ser sin forma.
-No obtendra nada de mi, hace siglos que no tengo lo que los mortales llaman ADN ya que todas mis células estan muertas... .- abrio los ojos y agito suavemente su cabellera haciendo este acto que las gotas de sangre fueran expulsadas por completo de su cuerpo.
-Disculpa... -dijo al joven - mi nombre es Mirke Hislem es un placer conocerte.

Experimentó aquello denominado curiosidad al verla hablar sobre que no era menos poderosa, tal vez era cierto, sin embargo, no pudo percatarse de que él ya había salido hacía varios segundos de su cuerpo, tal vez... sólo tal vez, pensó que él aún resbalaba por su dermis.

Siguió silencioso en su observar a aquellos, parecían extraños aunque cercanos, tal vez sus esencias eran algo demasiado llamativo para el ente de oscuridad.

Hizo un ruidito de molestia al haber usado sus poderes, miro al chico y al pequeño oso que ahora reposaba en su cabeza, le sonrio al peluche como si este fuera a responderle.
-Creo que no era un buen día para las visitas - suspiro - al menos no ha habido un enfrentamiento, son algo molestos.
Alzo su mirada hacia la luna que los veia con aparente interes o eso le parecía a ella, desde que se convirtió en lo que era había pensado eso y siempre había tomado a ese astro como confidente.
Llevo dos de sus dedos a sus labios y silvo por un momento, de repente una bola morada apareció ante ellos y la chica la tomo con una de sus manos acariciándola, unas lindas alas de metal brotaron de ella.
-Este pequeño me cuida... - dijo sonriendole - debes pensar que vengo aquí a orar pero no es asi, yo no tengo fe en los dioses hace mucho que deje de creer en ellos, se que existen pero eso es diferente.

Sonrío divertida al notar el descuido pero decidió mejor no decir nada ya que al parecer el pequeño no quería ser descubierto, fijo su atención en el oso y como este cambiaba de forma.
-Lindo poder... -parpadeo unas cuantas veces mirando fijamente la bolita - ah el mio es un regalo de un alquimista es... en realidad no estoy segura, pero no obedecerá a nadie mas que a mi hagan lo que hagan.
Acaricio un poco mas a la bolita y esta se transformo en un pequeño dragoncito morado, desapareciendo asi sus pequeñas alas de metal ya que se trataba de un dragón oriental.
-Se llama Silverwood...

Y la sombra posada a los pies del árbol ascendió sutilmente hasta el follaje con el fin de enredarse entre las hojas y observar al pequeño dragón que custodiaba a la niña de la luna, sonrió y trató de hacer una réplica exacta de aquel ser animado.

Partículas de la sombra se alejaron de ésta y a lo lejos cada una de las pequeñas partículas se transformó en un dragoncito morado. El dios había fallado, en vez de hacer uno de los dragoncitos había fabricado más de mil.

Los observó moverse en la penumbra, en círculos como lo hacen los buitres al encontrar alimento, sin embargo, no le agradó la figura y los reventó para desaparecerlos y el viento arrastró los rastros de su creación.

Le sonrío tratando de hacerlo sentir mejor ya que pudo notar cierta tristeza en el semblante del menor.

-Ya veo... - miro como desaparecía ante sus ojos la bolita, se inclino hasta quedar a la altura del pequeño y le sonrío con ternura - gracias... - dijo en respuesta al elogio por su pequeña mascota, toco a su pequeño dragón y este revoloteo al rededor del menor emitiendo soniditos felices - también te da las gracias...
Esperando no asustarlo al acercarse hablo sobre su oido para que asi el otro ser no escuchara su respuesta.
-Eres un dios... - se alejo un poco para mirarlo - hasta ahora uno que al parecer no le agrada serlo, creo.
De reojo pudo ver que el ser trato de copiar a su pequeño amigo pero al parecer fracaso, rio suavemente al notar el fracaso del ser que los veia, no era nada fácil la elaboración de ese ser el alquimista que se lo regalo se lo dijo.

Sintió la sonrisa de aquella ínfima vampira y permaneció pensativo mientras recorría la corteza del árbol como lodo desprendiéndose hasta la tierra - ¿Acaso aquella paupérrima creación se burla de un dios? - extrañamente burdo el comportamiento de un ser tan menor para con un ser superior a ella.

De la nada los mil dragoncitos idénticos en todo aspecto al de la fémina aparecieron y rodearon a la susodicha mientras una fuerte ráfaga de sombras que se lamentaban la despojaron de su criatura. Eran los espíritus de los mortales que ella hubo asesinado, los que se hacían cargo de la que sonreía con descaro ante un dios.

Obviamente, no conocía el poder de los superiores, puesto que sin importarle desenmascaraba al que deseaba su identidad ocultar a toda costa.

Los mil dragoncitos, todos iguales al de la vampira la rodeaban sobrevolando desde distintas perspectivas, las almas rasgaban el cuerpo de la chica dejándole marcas en la piel y jalándole el cabello hasta arrancárselo.

Estiro con esfuerzo su mano al verse atrapada y rozo a su criatura antes de que la alejaran mas de ella y al instante el pequeño dragón imploto llevándose con el todo lo que estaba tratando de llevárselo, desapareció en el viento pero no por eso murio, ese era uno de los tantos trucos de su pequeña mascota. La vampiresa seguía siendo atacada pero había logrado rescatar a su pequeño amigo.
-Ya veo... eres un Dios -rio con sarcasmo aun cuando seguía siendo lastimada por esos espíritus que no podía ver pero sentía como la lastimaban - no creas que es la primera vez que me atacan con estos espíritus podridos por sus actos viles.
Cerro los ojos y comenzó a hablar en una lengua que los mortales habian olvidado y de repente una ráfaga salio de su cuerpo y alejo a esa sombras asquerosas de ella. Cuando se vio momentáneamente libre saco del cinto que traia una de sus pociones, la arrojo haciendo un circulo a su alrededor, era una poción que contenía su propia sangre y otros ingredientes la cual le brindaría por unos momentos un escudo contra esos seres.
Miro al pequeño aunque sabia que estaría bien, pero aun asi no podía evitar preocuparse.
-No quiero una pelea... - la piel le escocia sus heridas se estaban sanando pero sus cabellos tardarían un poco mas en crecer.

Giró la atención desde la niña hasta el pequeño que se encontraba justo al extremo contrario y observó en silencio la creación de éste. Pestañeó, parecía que la chica super poderosa tenía tanto poderío como el "supremo dios"

Tal vez estaba siendo inoportuno y aquellos llevaban un romance, cosa que la sombra detestaba más que si perdiera su "alma" la que no pensaba tener, puesto que no se arrepentía de nada de lo que hiciera en el pasado ni de lo que fuera a cometer.
Aquietó sus movimientos a tan sólo el respirar, si ellos dos deseaban estar a solas, no había vuelta atrás.

Permitió que la brisa del viento esbozara una leve carcajada silvada y esfumose de aquella sórdida escena.