Mirando el altar

El edificio se notaba abandonado, a su parecer hacia mucho que ningun mortal pisaba ese edificio, aunque tal vez alguna criatura sobrenatural si habra entrado. Los rayos de la luna se filtraban atravez de los enormes ventanales que estaban llenos de tierra y alguno que otro roto por lo que habia pequeños circulos de luz resplandeciendo en el piso.
Miro el altar que se alzaba indiferente al deterioro del tiempo a su alrededor, hacia tanto que habia dejado de creer en algun dios, sabia que a veces vagaban por la tierra de los mortales pero aun asi no tenia ningun tipo de fe en ellos.
- Desde esa epoca no creo en ustedes... - internamente se maldecia por perder esa fe que aun le daba cierto aire mortal a su alma si es que aun la conservaba.
Se sento en una de las pocas bancas que quedaban colocadas en su lugar, observo criticamente el altar, supuso que habia sido muy bello en los tiempos en los que los mortales se reunian en ese olvidado lugar.

Su cabeza estaba inclinada perdiéndose en recuerdos casi olvidados de su vida como mortal, cuando sintió una poderosa presencia entrar en ese olvidado lugar, no alzo el rostro para hacer contacto visual con el ser, solo removió el cabello de uno de sus oidos para poder percibir mejor los movimientos del otro ente.
-No trates de ocultarlo... se que eres un Dios, de que no puedo saberlo pero por mas que lo intentaras solo a un moral podrías confundir al disminuir tu presencia.
Se levanto de la banca en la que reposaba y se giro para ver a quien acababa de entrar, solo vio una capa con un gorro que tapaba al portador de la misma.
-¿Has venido a ver los que los devotos mortales han hecho hace tiempo para ustedes? - sonrío amargamente pensando que también había sido uno de ellos - en estos tiempos ya no vienen a estos lugares a resarles misericordia... me presento ha sido una descortesía no hacerlo, mi nombre es Mirke Hislem un placer.

Observo impasible todos sus movimientos hasta el momento en que rompió el vidrio, al mirarla noto la tristeza en sus ojos.

-Ya veo tu no eres ella, pero te le pareces - miro por unos momentos la estatua antes de regresar su vista a la diosa frente a ella - curiosidad por una antigua estatua...

Tomo asiento de nuevo pues no pensaba que hubiera necesidad de permanecer de pie, observo con detenimiento a la diosa, sus cabellos y sus peculiares ojos, si no se equivocaba y recordando sus lecciones de mitología su madre debía ser la diosa del hielo.

-No se por que los seres sobre naturales nunca estan contentos con lo que son, deseando ser mortales... esta sobrevalorado, no tiene nada de especial serlo.

-Los humanos desean una inmortalidad que no saben en realidad lo que implica.

Nota su mirada al observar los vitrales, cierra sus ojos un momento y casi inaudiblemente dice un conjuro el cual tiene como resultado una fuerte corriente que rompe todos los vitrales del lugar, mientras tanto pasa sus dedos por su cabello como si aquella accion fuera de lo mas normal.

-Por supuesto que se lo que es, los mortales no distinguen entre dioses y seres sobrenaturales, para ellos somo iguales... somos algo mas alla de lo que sus simples mentes pueden entender -la observo por unos momentos - por eso no entiendo por que desean ser mortales los que no lo son, sus mentes no podrían ver mas allá de lo que su "realidad" les dicta.

Le sonrío casi con sarcasmo pero no en si a su persona sino a su comentario sobre los de su especie.
-Creo que no conoces a muchos de mi especie, los únicos con los que puedes convivir son con los neonatos que tu mismo has creado, sino solo es una lucha silenciosa de poderes, la mayoría de los vampiros tienen sus "zonas" donde ellos son los reyes... en mi caso aun no creo a otro vampiro asi que siempre vago sola por la tierra.
Miro al techo recordando sus experiencias con los mortales tanto buenas como malas.
-Algunos si creen que somos dioses, en otros tiempos había una secta que creía que traiamos justicia por que algunos como yo solo tomamos la sangre de los seres viles.
Le sonrío con melancolía al oir su pregunta.
-Recordando mis tiempos mortales, mis padres eran nobles y eran muy devotos a los dioses... también es por otro mortal que fue muy importante para mi, su fe era tan grande que me contagiaba de ella.

La escucho apacible todo lo dicho por la diosa hasta que sintió que tomo su mano, la miro fijamente pensando por que de pronto le habría pedido que le contase eso.
-No me molestaria... - aparto su vista de la diosa centrandola en la figura que mas destacaba del altar, el dios supremo, el que estaba por encima de todos los demas dioses - ella tenia mucha fe en él... - dijo casi hablando para si mientras seguía viendo las facciones de la estatua que parecía indiferente al escrutinio de la chica.
-Dime que parte de mi historia te causa interes, cuando aun era una tierna mortal?... o cuando mi maestro me dio el Don oscuro? - la miro de nuevo tratando de sonreirle con naturalidad.

Le sonrío condescendiente y espero a que estuviese lista para escucharla, cerro un momento los ojos pensando por donde empezar.
-Se que dijiste que mi pasado mortal podía esperar pero supongo es importante en la trama, el vampiro que me convirtió me "secuestro" de mi vida mortal, el reino donde vivía estaba siendo atacado y mis padres quisieron resguardarme... cuando estaba en camino al lugar seguro que habian designado fuimos atacados, mi maestro los mato a todos - suspiro melancólica al recordar aun tan vividamente ese momento - yo vi todo pero no sentía temor por esa criatura y él pareció notarlo pues no acabo conmigo. Me llevo con él, pero no me convirtió de inmediato, dejo que mi cuerpo se desarrollara por completo y que mientras era aun mortal aprendiera artes que cuando fuese lo que él era no me seria posible aprenderlas...